Somos sólo sombras caminando sin sentido en este sitio llamado mundo, en este tiempo llamado instante, en este pretérito sin inicio llamado historia, en esta pesadilla interminable de perpetua realidad.
sábado, 10 de julio de 2010
Anhelos.
Y es que, ¡eran muchísimos anhelos!
Había anhelos por todas partes: anhelos por aquí, anhelos por allá, ahí escondidos entre otros y de bajo de esos mismos, corriendo unos tras otros, platicando secretos en voz baja y riendo con otros anhelos. Incluso había algunos como en un montículo de cadáveres, apilados en montañas. Creo que esos eran los anhelos muertos. Algunos anhelos fornicaban con otros anhelos en las fuentes de los parques, algunos más entrados en trance yacían en la protección de la noche y bajo guía de la luna. Y los demás, entre otros lugares, se condensaban en los rincones más recónditos de las mentes.
Había anhelos chicos como pequeñas fantasías diurnas, o gigantes como proyecciones iluminativas generadas por estados psicotrópicos... Había un chingo de anhelos, demasiados tipos y formas posibles que seguro representan una realidad paralela a la nuestra. Y había tantos que seguro representan todas las realidades posibles. Y nosotros, al final decidimos vivir esta realidad, en dónde todos estos anhelos se han quedado en sus tantas y mundanas naturalezas sin concretarse ante nosotros, los aquí presentes...
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