lunes, 18 de enero de 2010

Del la exclusividad, la poli y monogamias, del cómo amo a mi pareja.


No termino de entender la necesidad de una relación monógama, pese a que para algunas personas pudiera significar una forma de constituir una sociedad de protección o algo similar. Creo que hay las mismas o mayores ventajas en una relación poligámica, o muchas más si es abierta (en la poligámica se ejerce la sexualidad con varias personas y en la abierta el carácter sexual no implica necesariamente ni poligamia ni monogamia).

La seguridad emocional entre las personas que ejercen una relación de pareja sexoafectiva, desde mi punto de vista, tendría que generarse por muchos otros canales además del sexual (el intelectual y el sentimental) , pilares, que desde mi punto de vista, que generan el tipo de vinculación entre las personas. Es en su cualidad y conexión donde nace el decir qué tipo de relación se tiene con el/la otr@. Creo que se puede amar a alguien desde alguno, algunos o todos los canales.

Para mi, nadie debiera ser exclusivo, más bien creo que todos somos diversos. El generar élites en las relaciones sólo permite rellenar huecos de inseguridad, que al final ni terminaran de llenarse, ni dejarán de ser huecos. Creo que el usar a las personas como llenaderos emocionales es algo irresponsable, completamente egoísta, peligroso y a favor de una dependencia que pudiera no ser nada constructiva. Ergo, para mi, hacer exclusividades con mis parejas sexoafectivas resulta contraproducente e innecesario. No busco generar élites o cambios sustanciales de estatus sentimental al mantener alguna relación sexoafectiva con alguien, solo amarle de manera incondicional en tiempo y forma. Creo que nunca se puede amar de manera igual a personas diferentes, además de que es claro el amor de pareja cuando se da. También creo que el amor no es estático, está vivo, y como todo ser vivo, puede nacer, crecer y morir.

Para mí, hay una clara distinción entre el sexo casual y hacer el amor. Quizás las dos puedan llevarse de la mano bajo ciertos casos, pero no en el general, y es bastante limítrofe pensar que una cosa tenga que implicar a la otra. Habemos muchos contraejemplos de eso, algunos que nos jactamos de serlo, y hay muchísimos otros que lo niegan y en el fondo lo ejercen (¿cuantas personas no "traicionan" a sus seres amados por "una aventura"?). Que esté bien o mal, eso es cosa de la moral y no de los hechos. Los hechos nos respaldan, existimos personas poligámicas que nunca hemos vivido la monogamia por mera convicción. Al final, para mi, resulta más constructivo, para una relación, no hacerla depender de exclusividad alguna que la pueda vulnerar (esa es la fuerza de las relaciones abiertas). Prefiero que las relaciones crezcan como seres vivos, y que den lo que tengan que dar en los momentos que tengan que dar. Todo bajo una forma fortuita que nada tiene que ver con lo efímero, todo bajo lo que las decisiones propias y de la pareja den, siempre bajo acuerdos y consensos acerca de lo que pudiera estructurar la relación, siempre tratando de comunicar al grado permisible por el lenguaje, que ya de por si, muchos límites nos pone.

Quizás la monogamia pueda acontecer en una relación, y si se da de manera fortuita, podría ser mucho mejor. De igual manera con la poligamia. Nada puede acontecer de manera fortuita en una relación cerrada porque se da por entendido que se tiene que ejercer una función ante el otro (función que además resulta hegemónica y con muchos prejuicios). Para mi, es claro que lo fortuito rara vez sucederá, al menos en este tiempo. Creo que quienes necesitan monogamia o poligamia, en el fondo (o no tanto) son personas inseguras. Creo que lo interesante es no necesitar característica alguna del otro para poder amarlo y recibir de aquel, amor.

Me gusta pensar que lo fortuito liga las vidas de las personas, y también me gusta que las decisiones que tomamos nos den como resultado las cosas que anhelamos. Mejor, si en dicho anhelo se incluye un bienestar común, o es anhelo de dos (o más) el propio.

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