viernes, 15 de octubre de 2010

Carta a quien desee un amor.



Amar no tendría que ser muchas cosas que son. Yo creo que en un mundo ideal, el que ama tendría que ver lo que le hace feliz al otro. Quizás lo más dificil de concretar en el amor mutuo es poder evitar que con los actos intrínsecos de uno, se lastime al otro.

Se debería poder acontecer junto a un ser amado sencillamente, de manera natural y casual, feliz y sin necesidad de forzar conductas propias, de manera limpia y honesta, sin cuestionar ni dudar de las acciones del otro. El acto en el amor es eso, un trueno devastador de sinceridad que deja ante el otro una sorpresa de desnudo, un acontecer incierto que en media noche que refresca y deslumbra, un orgasmo en una brisa y una braza mezclada entre un mezcal, abrazos y besos.... viajes... lunas... comidas y cenas... pasos desafiantes en medio de Maruata bajo la protección de algún dios primitivo... hacer el amor en la playa, con los ojos y con las manos, con los labios y las olas, con el picor de la arena, con un exhibicionismo astral, como un rito en homenaje a la existencia mutua de dos personas en un lugar, coincidiendo peculiarmente entre rebaños y mares de gente absurda y gris, consumiendo todo el pudor para volverlo energía creadora..... vida, sencillamente vida, por así decirlo. Pero en la vida no sólo hay amor, amor del que destella y deslumbra, a veces hay amores opacos (muchas veces en muchas, muchas vidas).

En el mundo ideal, que quizás no existe o dista mucho de este que acontece, el amar tendría que ser un proceso de unión, vinculación, entrega y libertad, todo fortuito en lo que pasa, en lo que se siente y se piensa. En ese lugar en el que existo yo, ajeno al que no existe y en el que acontecen mis instantes, vivo buscando amor del que no pasa, encontrando historias de semejantes que aman con euforia pero sin precaución, viendo cómo las palabras se desgañitan y contradicen, contemplando atardeceres eternos, ocasos que nunca acaban por el dolor y la pena, por la pasión y la culpa. Veo fugaces choques de personas que ahora mismo se dirigen a mi casa. Paso por rincones de mi infancia viendo que las cosas cambian de manera estrepitosa como el crujido de las ascuas. Veo la invasión de la vida en la vida misma. Veo el vino y recuerdo porvenires que se delimitan en mi imaginación errante. Errante y culposa suerte de desearme en otros lados, rosa y patética sobremesa de bombón y nostalgia. Siento asco y un poco de lujuria, pequeña perversión mixta acompañada de banalidades servida en una característica cotidianidad: violación sado-mazoquista. Imaginación de quien se desea vagando en la playa con un amor deseado, o peor aun, imaginando la perfección de la noche que acompaña un deseo fútil de efímera ternura para nada cercana al amor, para nada cercana a la realidad, que entre los dedos pasa, que se escurre y que delimita con su hervor al destello insípido de falsas estrellas en ese cuadro de estaticidad patética y constante.

Termina el acto de amor en un efímero recuerdo nunca concretado. No hay frustración sin dolor ni dolor sin condena, ni condena sin culpa o culpable de frivolidad. Que la muerte de los arcanos, entre llamas de todo el infinito y sin pavor de volver, recorran sutiles los pasos de quienes se emborrachan con este fuego amargo, con estas cenizas fermentadas....

El amor que acontece dista mucho de realidades imaginables, y vive sin deparo ni facha alguna, en este rincón de la peculiaridad imperfecta, en este pequeño vaso servido y medio vacío, aquí, en la esquina de la realidad con la idealización.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me dejaste en shock...
comence leyendo sobre el calendario maya y termine leyendo
tus escritos, tus reflexiones.

Saludos!

Amla Led Senoiculover dijo...

Gracias.... espero que el shock sea por algo "positivo".

Saludos...