miércoles, 7 de enero de 2009

Cuatro de bastones...




La semilla es siempre un símbolo de esperanza en la fertilidad. También puede ser la representación de sembrar algo que no tiene futuro, o que quizás no se dará. También puede ser que crezca algo que no esperabas; ya sea una cosecha muy grande, o algo que apenas pueda alimentarte. Las semillas pueden ser viejas y servir, o nuevas y nunca pegar. También puede ser que una semilla que sembraste jamás de fruto, o que sólo germine esporádicamente.

En todos los casos, me he ubicado en el momento adecuado para encontrar lo que tengo que hacer. Quizás es como esa idea de sembrar. Creo que es el momento para aprender a trabajar en una vida que empezó recién. Tengo muchos proyectos y tierra (circunstancias) que creo poder usar para hacer crecer las cosas. También se que habrá cosas que no podré sembrar, o cosas que he decidido dejar de sembrar para poder sembrar otras. En todos los casos, lo que he recolectado me ha dado mucho de aquello que se llama experiencia, aprendizaje que en todo momento me indica que hacer y que no, que sembrar y que no, que cosechar y que volver a sembrar. Quiero aprender a hacer ciclos y trabajos. Quiero comenzar a volverme loco, quiero aventarme a ese vacío que se llama vida. Desafortunadamente no hay tiempo para esperar aventarme con alguien más. Dejé de sentirme desolado, aunque en el fondo de mi alma tengo aquella incertidumbre de saber si podré compartir mi cosecha, o al menos mi trip. Lo que me queda claro, es que en éste proceso, como en la vida, siempre encontraré mas gente y circunstancias para abonar o proteger lo que estoy haciendo.


Las cosas se vuelven predictoriamente volubles, inestables, como en aquellos momentos en los que no se sabe el lugar en el que está, y apenas se acaba de descubrir que las circunstancias existen. Y sin embargo, hay un impulso que me obliga a querer trabajar. Las tragedias griegas vienen a mis memorias. Vienen a entablar caminos que he decidido tomar, y que comienzan por lugares presentes en mi entorno inestable. Así es la fertilidad, una inestabilidad con efectos volubles, con presencias que enriquecen y dan vida a lo que originalmente está etéreo, sin movimiento, equilibrado. Y así son las semillas, factores o minúsculas oportunidades condensadas en lugares que necesitan ser fértiles para su desarrollo. Y así comienzan las verdaderas historias, con algo que germina y crece, que necesita amor, comprensión y cuidado. La vida es hacer las cosas siempre en ese contexto. Y hoy, pese a mis dificultades o complicaciones, creo que me he dado cuenta que no importa si lo que siembro me da fruto. Es momento de arriesgarme y ver qué me da la vida.

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