viernes, 16 de enero de 2009

Y el mundo se cae en cachos.

Luego, la vida me vomita toda su injusticia, como nosotros le vomitamos a Dios su destino. Y ahora, después de que nos dimos cuenta de nuestros respectivos diseños, volamos. Estoy feliz y triste, pero sin lugar a dudas, satisfecho. Es como entender a quien se va de viaje y regresa, es como entristecerse por una despedida inútil, vana. Pudiera ser mi negación o mi bloqueo mental. Al final, resulto ser mi propio destino, y al final, el inicio apenas se vislumbra.

Catarsis. La vida es así toda, es energía que sale del alma a través del espíritu y se comunica con el cuerpo (nuestros besos). Y luego, nos damos cuenta de que estamos unidos, de que tenemos que esperar a que el fruto madure, se engendre. En mi, la vida y el luto son uno mismo. Vivo en la muerte todo el tiempo y me resucita las ganas de vivir a cada paso que me la encuentro. Tu, tu solo pasas y te despides con un hasta luego, porque ese es nuestro destino, el encontrarnos. Y acá, acá vivo con cada día la esperanza de encontrarte, quien quiera que seas y en el lugar en el que te escondas. Vuelvo a entender mi vida y su significado. vuelvo a encasillar mis emociones para poder olvidar que nos hemos besado.

Toda la dopamina de mi cerebro se concentra en el éxito, en el pensar que he podido contactarte, en el que hemos podido rosar nuestras almas, nuestros cuerpos, nuestras ideas y deseos. Suelo creer que quiero verte otra vez, pero en realidad podría morir mañana, y sólo porque en mi alma se encuentra un regocijo espelusnante, uno que ahora, determina y combustiona mis instantes.

Mañana despertaré y lloraré. Viviré en una constante angustia de poder conciliar lo que no hemos hecho, para lo que hemos sido creados y confexionado. Mi noche es creativa y ahora me permito que el alcohol reviva cada instante, cada suelo, cada historia. Entiende ahora mis palabras, entiende ahora mis intenciones. Son solo seguir lo que ha estado con nosotros.

Ama a quien amas y te ama, sigue presente, como el sueño y la energía, como la vida y la historia, como la muerte y el humano. Vive y deja vivir procesos que son imprescindibles, tanto para ti como para los otros. No antepongas tus intenciones a la realidad, deja que fluyan y se discutan en lo etéreo del universo, en lo continuo, la nada y el todo, el ser y el pesar. Pasa flotando y escóndete en el lugar de mi que te pertenece, en terreno certero y en la embajada del borracho de fuego en el frió duro del que llora.

No tengas miedo, no creas en tus vicios, no dejes que tus pasiones decidan por ti, sólo dejate caer en el suelo y respira el olor a tierra que tanto te reconforta. Luego volvamos a emborracharnos para recordarnos nuestro presente y lo importante que es estar viviendo juntos esos instantes.

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